LA MANO QUE APRIETA

miércoles, 25 de agosto de 2010

asadito del 94.




En la época de la Arltiana, Figueroa se recopó fotografiando un asadito nel pasillo hacia el fondo de casa. Sintió lo telúrico, el humo de la carne asada, poca, acompañada por cebollines, morrón y vino tinto.
"Asado porteño" dijo Luis y quiso editar un libro gastronómico sobre ese asadito que prácticamente comí yo solo pues él se la pasó fotografiando y chupando.
Hace cientos de años que me pide le devuelva los negativos del asado y de todo lo que fotografió en mi taller.
Cuanta ilusión.
Vaya uno a saber donde van a ir a parar esos famosos negativos antiguos.
Todo cambió tanto...
Los negativos estar están en casa donde los libros. Hay que buscarlos. Mientras tanto, pasan los siglos.
Entre Figueroa y yo, quedó nel aire una putita. Desde cierta materialidad, le debo una putita.

2 comentarios:

testigo de cargo dijo...
26 de agosto de 2010, 17:26
 

"La putita" era una escultura que Yoel había dado a Luis. En esos días, Luis vendió la "putita" y se la liquidó al autor como si fuera una pieza en consignación, no un regalo. Le dió el 70% del total que le pagaron. Por eso la frase de Luis: "Me debés una putita".
¿No fue así?

Que buenos fotones estás subiendo yoel! sublimes imágenes...
un abrazo,
Borle
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