LA MANO QUE APRIETA

jueves, 5 de agosto de 2010

Adherencia.


Tanto la disciplina, como la necesidad de expresión, me llevan fácilmente al pelotudeo literario.
O a la incógnita diaria que aparenta no tener respuesta, por más empeño y magia nel agite de la insoportable asunción de la escritura automática de Jaques Tatí, o la de Getulio Vargas en el templo de las orgías cerámicas, donde cada participante rezongaba su iluminación.
Dudar es difícil y la traición gramátical es una gran esperanza para las doble V que duermen y emergen.

Grafiti sobre papel. 1980.

2 comentarios:

Que vivan las doble v, muerte a las H mudas!!!

Hoy maté una h muda. Después que la aplasté con el pie, se quedo retorciéndo un buen rato y ¡Maravilla! mientras se dolía de sí misma, decía: "Crac crac" y "Cocorococó".