LA MANO QUE APRIETA

viernes, 12 de marzo de 2010

La gata Flora




Le dicen "el gatito", pero se trata de una gatita castrada que alguien dejó en consignación en la librería y como no la vinieron a retirar, ahora protagoniza uno de los atractivos del local. Atractivo mayor quel que dan las esculturas, pues la gata está viva y utiliza las vidrieras como reposeras, y como muestra la fotografía de Borle, le basta con desparramar un poco de libros impresos y vinilos para acomodarse y vigilar a fondo sus sueños. Acto que generalmente provoca el divertimiento -quizás la incógnita- del paseante desprevenido, pues también llama la atención, que el animal disfruta arañando y destrozando los libros más antiguos (más tiernos).
Se trata de una gata única en el universo que vive su transitoriedad con sabiduría y sin vanidad.

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