LA MANO QUE APRIETA

viernes, 25 de diciembre de 2009

Sísifo empieza de nuevo

La bitácora está y queda, aunque las continuaciones estén limitadas desde sus orígenes.
Esto también es burbuja y alabanza equivocada.
Es preferible la gravedad de una copa de estruendo que un vaso de vidrio irrompible lleno de olvido.

A simple vista, pareciera tratarse del viejo esquema de "romper las pelotas" cuyo significado hila el romper con estruendo o sin estruendo, pelotas perdidas que ruedan en el tiempo, ó, súbita y auténticamente, pelotas que saltan por una bocacalle ante la luz verde de un semáforo que les permite el paso, o que afortunadamente las normativas del tránsito vehicular coinciden con el discurso de unas pelotas saltarinas que protestan o simplemente circulan por la ciudad.

Las palabras y sus frases no son crípticas ni ocultan entendimientos, aunque en vez de romper pelotas se rompan neumáticos o semáforos, y una cosa sea tan lamentable como la otra, pues la intención es como la de Omar Viñole (Sísifo) cuando al sacar la vaca a pasear por las calles, provocaba escándalo urbano (rompía las pelotas) con el fin de filosofar públicamente.

Filosofar públicamente y no ser escuchado.

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