LA MANO QUE APRIETA

jueves, 19 de noviembre de 2009

De un manuscrito del siglo pasado.

"8/11/53
(frente al balcón)
Querida Ruth:
Con gran cariño es que te dedico este retrato que escribí para que la verdad nos una.
Tu persona proporcionada es de estatura mediana. En tu rostro delicado, observamos las cejas bien arqueadas que resaltan ingenuamente los ojos de una suave tonalidad verde grisácea.
Las palabras salen de tu boca pequeña con una leve inseguridad, que tratas de equilibrar con el movimiento de tus manos y cabeza.
Tu nariz casi recta, se ve maltratada por el afán de su dueña de que sea respingada y encontramos en el centro del firme mentón un hoyuelo que favorece el conjunto.
Estiliza tu rostro el leve hundimiento de las mejillas, que pellizcas continuamente con nerviosismo.
Tu sonrisa es amplia y deja ver tus dientes de "nena" que son pequeños y separados.
En tu tez se observa la lozanía de la juventud favorecidad por la suavidad de la porcelana y el hermoso colorido de la fruta a punto de madurar.
De tu frente espaciosa cae la cascada admirable de tus ondulados cabellos castaño claros, que muy pocas veces he podido ver peinados sin negligencia. Pese a todo y aunque parezca extraño, este descuido y abandono te favorece, pues es parte de tu personalidad que se refleja ahí.
Ahora que nombro tu personalidad, diré que, como todo ser humano no careces ni de defectos ni de virtudes. Tienes un carácter muy rebelde y no siempre lo sabes controlar.
Demasiado orgullosa, casi siempre estás arrepentida, pero nunca te doblegas.
Afortunada en el amor, esto te ha dado un poco de vanidad y de casi indeferencia ante el sentir del prójimo.
Sabes guardar secretos y tienes la misma capacidad de odio como de amor. Eres buena pero tu altanería mata todos tus buenos propósitos.
Muy cariñosa cuando quieres, tienes un no se qué de atractivo y dulce, que conquista involuntariamente a quien recién te conoce.
Pese a todo eres magnífica, pues conociendo tus defectos, tratas en la medida de tus posibilidades, de corregirlos. Claro que no siempre puedes, pero... algún día podrás. ¡Te lo mereces!
Nada más Ruthi, recibe el mayor abrazo y un beso fuerte, fuerte, de tu sincera amiga

Elisa"

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