LA MANO QUE APRIETA

viernes, 27 de febrero de 2009

señoritas y señoritos

Señoritos y señoritas, soy más nihilista que mi hermano... Que ya es decir, pues si hay algo inútil en la carburación humana, es la literatura y sus semejanzas. Se empieza con eso, luego se pintan paredes y se hacen agujeros o se quitan agujeros...
Mi seguridad es ancestral, basilística (el basilisco como deidad termita antihumana, antitumoral ecológica)
Tal vez el viagra sea un paliativo de la negación de la pija que se diluye en su no salsa. Vaya uno a saber qué.
Lo que me llama la atención es el optimismo de Lola, es mi opuesto. La suya es una positividad que no me perdona a mi ni a nadie y ella está segura de sí. Lola nació neste siglo XXI desprovisto todo suyo.
De Gregorio me dijo que yo era un "zarpado" en mis "comentarios". Él es lo contrario, es "nozarpado". Podría ser "neozarpado" pero siquiera. Le pido por él mismo que se cague en su madre que lo quiere tanto y le permite sobrevivir, y él contesta con evasivas, dice que quiere ser amable con quienes lo escuchan, vivencia un edema en el dedo gordo de su pie derecho y teatralmente da asco. Dice que su mal no es purulento, tampoco acuoso, habla de algo neutro ques líquido y duele. Renguea y cuando sale a buscar empanadas baratas, lo hace en ángulo. Le pido dinero y él sufre porque lo amenazo con salir a buscarlo yo.
¿Será que nadie obtiene lo que desea? ¿Que, vulgarmente, los culos humanos quedan llenos de chorizo colorado y se doran en el horno?
Lola sueña con volver a la escuela. Le toca sexto grado y en los primeros días de clase hay paro docente.

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