LA MANO QUE APRIETA

domingo, 4 de enero de 2009

la alpargata viajera

Es un símbolo de la justicia social perdida. Mítica de un pasado no muy lejano pero no retornable, pues las ruedas que se adaptan a su corcoveo, giran.
El conductor, inmigrante español del siglo XX, usa la alpargata para viajar en el tiempo (volver a las doradas ubres de su terruño) y ganarse la vida como aguatero a través de vecindarios abasteciendo tanto la sed de sus clientes, como la asistencia terminal a los mismos, manteniéndolos con la cabeza sumergida en baldes llenos de agua de red.
El conductor de la alpargata, tiene incorporados en su inconciente axiomas y consejos que se remontan a los que le daban los padres a sus hijos, cuando venían a conquistar América: "Primero que nada tienes que caber dentro de un zapato. Luego a crecer. Crecer sin practicar el ahorro -que es cosa de gente baja- y sin pedirle limosna a nadie".

3 comentarios:

No sé si la escultura está mejor que el texto o viceversa. ¡Excelente! Deme dos.




hugo

Antes yo no sabía

por qué debemos todos

-día tras día-

seguir siempre adelante

hasta como se dice

que el cuerpo aguante.

Ahora lo sé.

Si te vienes conmigo

te lo diré.

Este poema es peor de lo que parece.



hugo