LA MANO QUE APRIETA

miércoles, 11 de junio de 2008

gardel

La caminata sucedía en Buenos Aires. Yo y un periodista español recorríamos lugares históricos de la ciudad, buscando la información que mi amigo necesitaba. Sabíamos que no nos podíamos demorar mucho pues la arquitectura se transformaba mientras tanto. Recuerdo que nos daba el viento de frente. Imprevistamente la congoja me invadió y me puse a llorar. Al principio traté que mi amigo no me descubriera, pero enseguida se dió cuenta y me consoló abrazando mi hombro. Con la voz entrecortada de un niño de diez años, a llanto pelado, dije: ¡"Quiero volver a Buenos Aires!". Y el periodista con la severidad trágica de los momentos reales de la vida, me apretó contra su pecho.

2 comentarios:

Muy bien Joe. ¡Así se escribe!

Hola Yoe..núnca se vuelve al primer amor...y ese buenos aires que se fué, ya se fué...se finí.
como los heladeros de "laponia", y el "Trust Joyero Relojero"...