Cuando morreu miña nai, no la miré muerta
El velatorio que le ofrecí
me lo contaron
hasta meter el cajón en el nicho del panteón gallego
Panteón que ella visitaba para "ver a papá" que ya estaba allí entre tanto hormigón armado
y piedra.
Mi sobrino y mi esposa reconocieron su cuerpo en la morgue
Recién hoy me entero que adornaron su cajón con la bandera argentina y española.
Y yo, simple cobarde
que hace mucho debí haber muerto en la nube que elegí por destino,
conto as mortes de meu pai e de miña nai.
martes, 31 de marzo de 2009
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Velorios, casamientos, cumpleaños. |
lunes, 30 de marzo de 2009
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el fantasma Benito |
Benito era buenito.
Yo creía que los muertos envidiaban a los vivos y que por eso los dañaban, entonces a los fantasmas les tenía miedo. Benito me desmintió ese prejuicio mostrándome como se divertía. Era una burbuja de jabón que me hacía reir.
En su vida de ultratumba rechazaba la invisibilidad y compartía amenas charlas con los vivos, provocando en sus contertulios, nuevas costumbres y vicios.
Tenía aspecto de nube envuelta en sábanas (pompa) y nunca contaba quien y cómo fue en vida. Era gordito.
sábado, 28 de marzo de 2009
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Configuración del rompepelotas |
Dilución alcohólica o no,la morisqueta deja de ser íntima y va al otro.
Hay una esperanza
de creencia irremplazable
de grencha inidentificable, subjetiva,
arroró con calamares y chorizo colorado.
Pretextos del arte en curso,
el silencio de Bergman con claroscuros permanganatos de potasio...
¡Luces de la ciudad!
Es decir...
"En vez de dir lo que dices, millor sería meter a legua no cu"
El dicho es espontáneo frente a la opinión ajena.
Entonces el dilema es que el rompepelotas en vez de colocar la lengua en el culo, la hunde en un potaje y se expresa.
viernes, 27 de marzo de 2009
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testimonio del paseo |
El trámite era un viaje en colectivo. Un viaje que se repetía como cualquier monotonía en colectivo. Pero los puntos de partida y de llegada eran inciertos, por no decir variables. Cuestión que en medio del viaje hubo un hotel, y la pieza o "estadía" que ocupé en ese hotel, era un ámbito con mesas, sillas y gran vidriera a la calle cubierta con pintura amarillenta (desde la calle no se veía lo que pasaba en el interior).
Era de noche y garuaba.
Coloqué mis bártulos que eran varios y sin tiempo a relajarme, entraron ocupantes nuevos: un par de hombres y un par de mujeres con aspecto de estudiantes que se posesionaron de casi todas las mesas y sillas.
Me sentí incomódo, por consiguiente el colectivo estaría llegando... Me despedí del grupo y corrí hacia la parada...
El colectivo se estaba yendo, inalcanzable, y recordé que había dejado todas mis cosas en el hotel de pasajeros.
Volví, golpeé los vidrios y los ocupantes (los mismos), me abrieron. Me expliqué, busqué y no encontré nada. Los otros respiraban asombro e inocencia, además en toda la habitación no había nada, salvo ellos y las sillas y mesas.
"Es que una bolsa tenía mi testimonio de vida..." expresé buscando lo que no encontraba.
Seguramente los estudiantes no me robaron nada, y el hotel cuestionado tenía algún dispositivo de esos que cuando un pasajero deja la habitación, icinera los olvidos.
Me traumé y despabilé recién en la terminal del colectivo: una terraza colmada de pasillos y anfiteatros, cerca de las nubes.
Había parado de llover y estaba nublado.
La terraza estaba absolutamente vacía: paredes y caños de respiración. Solamente quedaban ramas secas de una enredadera muerta, adheridas a algo.
Desenrosqué una destas ramas y la extraña madera se desenvolvió como un resorte y se extendió a lo largo de uno de esos pasillos sin fin, enganchándose al borde de la pared.
"¡Que larga es la rama esta!" dijo alguien a mis espaldas.
Me di vuelta y vi a mi vecino, tenía una gorra en la cabeza.
Quedé alelado...
"¡Cómo te parecés a mi padre!"
"Soy tu padre". Contestó el vecino y se encogió de hombros.
miércoles, 25 de marzo de 2009
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vacaciones para la mano izquierda |
No hubo enfrentamientos, ni caídas, ni metáforas de vidrio redondo.
Comenzó con un leve malestar entre el dedo gordo y la palma de mi mano izquierda.
El malestar creció
se convirtió en dolor quemante y la función manual sujetante para permitir las acciones derechas, desapareció. Mi mano izquierda se convirtió en un objeto ajeno, no inútil, desequilibrante.
Yo ignoraba la infinidad de artificios de que era capaz mi mano izquierda
Con la derecha puedo practicar la puñeta, escribir al natural y en el ordenador, pero no puedo calzarme los pantalones, construir esculturas...
Más no soy manco...
La mano izquierda existe y me comprende pero no me responde, a lo sumo intensifica el dolor.
Ayer, un juvenil traumatólogo, me dijo: "No la use y vea a un especialista en manos".
Los aprendizajes son fulminantes, pues para todo hay demora hasta ver al quiromántico que diagnosticará amputación, operación, manicuría, baños de sol, audición de discos long play de vinilo, etc.
Mi mano izquierda está de vacaciones, y yo voy con ella, con la casta mano en exposición.
sábado, 21 de marzo de 2009
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vampiros nacidos y resucitados |
Esto es la continuidad de una influencia, tratar de diferenciar para aclarar de qué se habla. La clasificación del profesor Beckez es un tanto capciosa. La importancia del "nacido" nunca queda especificada. Eso si, la gama de los "resucitados" se la ve abundar en cualquier vecindario. El vulgar, el mediocre, el parásito que no llega a superarse.
En mi experiencia, me ví rodeado de "resucitados". Tanto vampirillo porteño revoloteando, quitaba la luz del sol... Fenómeno que percibí más o menos entre 1978 y hoy. Como que la situación social predispuso su difusión. Al ir desapareciendo las posibilidades laborales, muchas personas encontraron en el ejercicio de la parasitosis una opción de sobrevivencia y se dedicaron a buscar incautos para absorver bienes materiales e intelectuales. Esto es antiguo, pero en Buenos Aires la distorsión es tanta, que los parásitos lugareños funcionan como atracción turística.
Yo tuve experiencia como "resucitado". En 1978 me convertí en un comprador y vendedor de libros viejos y haciendo ese ejercicio, obtuve beneficios económicos y espirituales a costillas de otros. O sea, mi actividad pese a realizarse a la luz del día, era esencialmente secreta y clandestina. Tal vez por eso publiqué "El libro de vampiros" en 1980, jamás como descargo, espontáneamente. Extraña publicación, pues su difusión fue mínima: 300 ejemplares fueron vendidos en esta ciudad durante veinte años y cuando alguien me preguntaba porque me atraía ese tema, no sabía qué responder.
Asumido en mi ambigüedad, cursé los años y comprobé que mi actitud no era prototípica y que el que yo me resolviera así, sirvió para empeorar las cosas, ayudó a que surgiera una caterba de "resucitados".
Recuerdo una conversación con un "resucitado" de los de antes -viejo profesional-, que me dijo:
- Hay mucha competencia. Antes éramos pocos, pero ahora le vieron la punta y cualquiera se pone a comprar y vender...
Hablo de librería porque fue el medio que me permitió conocer al vampiro argentino, que es una imitación de el del viejo continente, eso sí, con pretensiones argentinas, cualquiera de estos parásitos creyó que Drácula era un niño de pecho comparado con cada uno de ellos. Soy de aquí y el energumismo porteño me conmueve y le tengo módica simpatía, incluso lo alimenté con mi sangre, pero a la larga tuve que dejarlo que se pudriera por sí mismo, sacármelo de encima. Se trata de chupóteros muy destruibles: cuando tienen la panza llena, una buena patada en el culo funciona mejor que un estacazo en el corazón, explotan.
Por supuesto, en Buenos Aires hay "nacidos", pero éstos no necesitan ser libreros, ni anticuarios, ni nada que los humanice para ser lo que son. Si representan algún papel mundano es por debilidad... Cuando están en plenitud ejercen el poder del anonimato. Son apátridas naturales. Uno los llama "argentinos" porque los conoció aquí, pero en esencia son los mismos que se manifestaron en New York, Dinamarca o Arica...
Los "nacidos" son poquísimos y los "resucitados" muchísimos (éstos, cuando se organizan suelen autodenominarse con emblemas de reivindicación social) y son los peores enemigos del nacido. Los "resucitados" destruyen al "nacido", no para ser como él -que sería una hipocresía-, por simple envidia del poder. En esta lucha, los "resucitados" cambian porque aprenden a resistir. El "nacido" los destruye de una forma cada vez más difícil y los "renacidos" aprenden a endurecerse en su hipocresía y a permanecer siempre al acecho, pues no conocen al enemigo y equivocan su objetivo bélico. Esto sucede desde que el mundo es mundo (este mundo).
Aparentemente el vampiro mediocre va ganando terreno. No se si esto conducirá a la finalización de "este mundo". Los otros mundos tal vez no contengan vampiros, ni gigantes, ni mamíferos... y en el mundo posterior, tal vez los libros solo quedarán para consumo de los nacidos.
viernes, 20 de marzo de 2009
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Hoy almuerzo con el Fantasma |
Los representantes del pueblo atacan nuevamente, adaptados a la aglomeración de vecinos que mezclan sus almas en una licuadora virtual...
Nunca me sentí "vecino", siempre fui alimaña.
Soy el "hombre nuevo" que va a poner una bomba en el parque Rivadavia pues mi forma de dialogar (hacerme entender y entender a los otros, politizar), es teatral (Yo vi dos monólogos del cordobés Bonino, que en 1967 terminaba sus espectáculos haciendo detonar petardos que sorprendían al público y rompían vidrios) y por eso llamaré la atención. No lo haré para ganar dinero o como haría cualquier arribista del trabajo político. No. Será para preguntarle a los demás: "¿Quién fue capaz de semejante cosa?"... "¿Quién llenó con tanto material explosivo mi puesto?" "¿Quién violentó mi cerradura?" "¿Quién calentó mi cerebro al baño maría?".
Santa María del aneurisma sagrado que perdonas los pecados del mundo, sala la masa encefálica antes de fritarla en la sartén.
Las morgues mundanas están colmadas de cadáveres incontables que se amalgaman en putrefacción (olor de almas) por que aparecieron saqueadores que se llevaron las heladeras.
El hoy es una copia del pasado, cuando el ayer era hoy sin nostalgia. Por aquel entonces mi padre tenía la edad que yo tengo ahora.
¡Recórcholis!, aunque todo queda más claro a la luz de la radiactividad, es demasiado lo cotidiano. Cualquier puñetazo genera radioactividad y deja ver a través de la carne. Faltan cinco minutos para mediodía, pronto llegará el Fantasma de la Ópera, haremos una picada en casa y luego iremos a almorzar a la parrilla de enfrente. Pediremos tira de asado y la observaremos a través de lentillas solares. Beberemos vino barato. Todo fugaz.
jueves, 19 de marzo de 2009
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Las obras completas de Baudelaire y La Guerra Gaucha de Lugones |
Desde que entré a la librería sentí que el clima no era propicio para robar libros. Un hombre viejo, un vendedor y una empleada se turnaban para no dejar de vigilarme. Más yo sabía que esos tres pares de ojos, en algún instante tenían que confluir en un centelleo de no visión. Ese era el momento para escamotear el libro y así hice y nadie me vió.
Pero lo que el hombre viejo vió, fue que el ejemplar de La Guerra Gaucha de Lugones faltaba de su lugar de exhibición, justo al lado mío, y calculó que, por supuesto, se encontraba bajo mi axila, cubierto por mi saco. La lógica era ineludible.
Cuando escuché al viejo decirle al vendedor:
-Ese se cargó un libro.- Sentí como un golpe de alivio. Por lo menos la espantosa tensión que estaba sufriendo -todos nos estábamos mirando con ojos de huevos duros, grandes y sin parpadeos-, desapareció. Y con precisa prestidigitación pude volver a colocar el libro en su lugar. En todo caso eso creí hacer. Me creí tan rápido como para que no pudieran verme, pero la actitud de mis circunstantes no coincidió con mi acción: la empleada se dirigió hasta el quiosco de la librería, el vendedor se plantó, sacando pecho delante de mí y el viejo me estampó un sopapo en la nuca que me tiró de narices sobre una estantería.
El vendedor interceptó al anciano (el dueño de la librería, supongo) para que no siguiera descargando su furia sobre mí. Lo apartó con respeto y luego de sacudirse el polvillo de la solapa de su saco, me encaró:
-A ver vos... Por qué hacés eso?
-Yo no hago eso...- Me salieron esas palabras como respuesta, mientras el vendedor masticaba algo que en un principio interpreté como un maní, pero como su masticación duraba con una intención aparentemente eterna, negué la posibilidad del maní y calculé un chicle, empero la forma como removía el bigote también me negó esta alternativa. Jamás habría de saber qué era lo que ese hombre masticaba.
-¡Que se vaya esta porquería de aquí!.- Gritó el viejo estrujando su cara como un trapo de piso.
Entonces el vendedor, con un limpio movimiento me quitó el libro con el que yo había entrado: las obras completas de Baudelaire de editorial Aguilar. Manoteé intentando recuperarlo, pero el hombre lo escondió detrás suyo.
-¿Y éste, dónde lo robaste?
-No, no lo robé. Es mío.
En realidad el vendedor tenía razón. El libro era robado, pero no hacía un rato, sino un buen par de semanas y lo llevaba conmigo a efectos de practicar su lectura. El vendedor me separó de Baudelaire extendiendo su brazo.
-Salí de ahí! Ya vamos a ver si es tuyo. Primero que nada vamos a buscar un policía...
El vendedor guiñaba intermitentemente un ojo mientras abría desmesuradamente el otro. Cuando hablaba su boca parecía postiza, la movía como si fuera una pinza.
-Por favor- Pedí.- Déme el libro...
El vendedor amagó responderme, pero antes que pudiera realizarse, el viejo se alzó atrás de él, empujándolo, tratando de agarrarme con sus manos y gesticulando un grito estruendoso, gimió:
-¡Qué se vaya esta inmundicia de mi vista!
No bien escuché estas palabras, me sobrevino un picor espantoso en la punta de la nariz y empecé a estrujármela con los dedos y cada vez me ardía más mientras espiaba alternativamente a los dos señores.
-Un momentito...- Clamó el vendedor.- Primero vamos a recorrer otras librerías hasta que averiguemos de dónde robó éste.- Y agitó enérgicamente a Baudelaire.
Ahí caí de rodillas, agaché la cabeza y extendiendo los brazos, imploré:
-¡Perdón!
Realicé ese gesto, poniendo en él toda mi alma con la intención pura de convencer a quien me escuchaba. Ese gesto realizado solamente para tres espectadores merecía un buen escenario y de alguna forma en él estaba el carozo de lo que haría en los años inmediatos: teatro.
La empleada me comtemplaba tratando de no perderse nada de mi actuación, el viejo mugió alzándose en puntas de pie, y el vendedor -siempre haciéndose cargo de la situación-, enarcó una ceja y me preguntó:
-Aver, vos... ¿Qué edad tenés?
-Veinte años...
Me puse de pie y la escenificación parecía haber resultado óptima: la empleada despellejaba rápidamente un chocolatín, muy atenta a mi coreografía. El vendedor, ante mi mano patéticamente tendida, me devolvió el Baudelaire, pero el viejo, fulminándome con la mirada, chirrió los dientes.
-Andate y no vuelvas más.- Sentenció el vendedor señalándome la calle.
Me paré vertical, sosteniendo con una mano a Baudelaire contra el pecho y le tendí la otra al viejo, en gesto de paz.
Debí haberme ido en vez de prolongar la situación, pero me equivoqué y quise ganarme al espectador que faltaba, pero mi actitud solo sirvió para que el anciano soltara lo que estaba conteniendo (una gran indignación) y me estrellara un tremendo bofetón en medio de la cara que me hizo saltar sangre de la nariz.
Esto me mandó a las profundidades de la Tragedia y reaccioné con catársis. Maullé:
-¡Miau!
Y con los ojos llenos de lágrimas le enterré al anciano un rodillazo en medio de los testículos: el hombre cayó de rodillas al suelo agachando la cabeza. El vendedor se me tiró encima pero lo empujé y lo hice caer sobre el viejo y salí corriendo mientras la empleada me miraba, fascinada.
Corrí con Baudelaire por la avenida de Mayo sin mirar para atrás. Corrí tanto que al rato ya no tuve nada que ver con lo que acababa de suceder.
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parque rivadavia |
El síndrome anunciado por Ortollazo, manifiesta una de las malignidades que componen al ser humano. No solo al contemporáneo, también los medievales y los mas antiguos aunque no hayan sido libreros. Pero esta profesión que asimilé en el parque Rivadavia de la ciudad de Buenos Aires, donde fui parte del tráfico de secretos paganos e historietas antiguas aunque lo haya ejercido a la postre del siglo XX, sentí que representaba un rol, que el librero que estaba encarnando en la quinta de don Lezica, era un ancestro rescatado por las transmigraciones que mi inconciente no registró.
Ser librero del Rivadavia no es ser un librero cualquiera, su mérito consiste en que su origen sí es ser cualquiera. En un principio cualquiera podía vender libros allí, pero vino la selección natural y la artificial que eliminó a las mayorías y dejó a un grupo selecto, que por el solo hecho de permanecer donde estaba, ostentó una rimbombante aureola crapulosa, como dijo el sabio Ortollazo: "Todo aquel que es feriante, venda libros o verduras, es un hijo de puta de lo peor".
Por lo tanto, ese hijo de puta que fui y que soy, me asombra tanto que lo desconozco. No creo ser él. Más me parece un personaje arrancado de uno de los libros que compré y vendí. Me acuerdo de Arlt que cuando promocionó su "Los siete locos" desde una de las "aguafuertes" que publicaba en el diario "El Mundo", pidió que no lo confundieran con ninguno de los “pésimos” personajes que describía en su novela. No le creí, lo entendí. En la nota le habla a un lector imaginario que le pide que le cuente de qué trata la novela para ver si vale la pena comprarla.
Entonces, si soy un vendedor de dosis literarias, un proveedor de materia espiritual y abastezco al necesitado y con este sistema -más oculto que público-, obtengo casi mi libertad. Entonces ¿qué?
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ojos de moco |
Luego de las doce, en su casa de San Telmo, sentada a la humilde mesa de fin de año, la abuelita disertó ante los convocados:
"Muchos famosos se están muriendo de leucemia. Cuando murió Evita le dijeron al pueblo que murió de leucemia. ¿Ustedes querían la verdad, toda la verdad? Bueno... Ahí la tienen. ¿Muerte dudosa?. El que murió, murió y el encubridor tiene la misma pena que el ejecutor. ¿En la cárcel permiten hacer cirugía estética?... ¿Qué va a ser de la muñeca Barbie? Va a manejar aviones. Barbie es profesional, se cuida y es arreglada, por eso hay mucha gente que no le gusta y prefiere a Sussie. El queso roquefort estará barato, pero no en todos lados. Más barata está la muzarella. ¡Qué distinto era antes!... ¡Se comía pescado, pollo... Una gallina alcanzaba hasta medio día!"
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el boludo subtitulado |
Graphis vitae... las desventuras del Aventurero en el imperio de Magoya… La alpargata viajera... Cincuenta mil dólares……Utopía pía….El Boludo… Vida del boludo…Diario del boludo….Ser boludo...El boludo de papel maché... El boludo de cartapesta… HERMANOLO… Matar al Cerdo… La alpargata a vela... La ley del gallinero... Diario de un ladrón de libros… Literatura bruta… Vida bestia… PAPELERA DE RECICLAJE… El imperio de Magoya… DIARIO DE PAPEL MACHE…
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gatúbela |
Hija de un prestigiado embalsamador norteamericano, heredó fortuna y disfrutó de la renta producida por la administración de varios camposantos privados. Renta que le permitió concretar su sueño infantil de convertirse en gata. Aparte de asumir una disciplina física extraordinaria, incorporó ortopedias que le permitieron ser lo más felina posible: ambular por las noches, recorriendo baldíos y caserios varios, atrayendo la atención, no solo de los gatos callejeros, sino que prácticamente se hizo seguir por cuanto noctámbuloide la oliera, disfrutando de toda una corte de sicópatas y héroes nocturnos que se pelearon entre ellos por lograr algún favor de la mujer-gato. En estos casos cuando el más fuerte le ganaba a los demás y quedaba a solas con ella, se producía un evento sexualmente distorsionado. En vez de permitir una relación carnal, Gatúbela usaba sus filosas garras para destripar al vigoroso triunfador y devorar sus vísceras bajo la luz de la luna.
Mantuvo esta dieta (cíclicamente mensual, ejecutándola cada vez en un país diferente) desde 1915 hasta principios de la década del sesenta, obteniendo resultados satutíferos notables: el paso del tiempo parecía no afectarla. Durante su vida de ejecutiva funebrera, siempre se la vió joven y hermosa y cuando sus amistades le preguntaban cómo hacía para no envejecer, ella “confesaba” que su secreto consistía en la ingestión de leche humana, aparte de sentir un ferviente deseo de ser bella, (poder de la voluntad).
Enemiga natural de los murciélagos -le gustaba matarlos como entretenimiento-, es el encuentro con el Hombre Murciélago en una de esas noches de los años sesenta, precisamente durante el verano de 1962 en San Francisco, que sucumbe bajo los encantos del encapuchado en piel de quiróptero. Batman, para quedarse con Gatubela, aquella noche tuvo que vencer a varios contendientes en una larga lucha que duró casi hasta el amanecer. Entonces, minutos antes que cantaran los gallos y antes que Gatúbela intentara destrozarlo, cantó él y su canto fue tan hermoso que en ese mismo instante Gatúbela se distendió y empezó a envejecer, se desparramó a los pies del hombre murciélago, escuchando los acordes melodiosos que decían: “La donna e mobile cual piuma al vento” y sintió que todo lo que no le había sucedido durante las últimas décadas, le sobrevenía de golpe. Ya empezaban a verse los primeros refuciles solares, la canción llegó a su fin y tanto la gata como el murciélago sabían que tenían que recluirse en sus nichos diurnos rápidamente y se despidieron sin dedicarse ni una palabra, Batman saltó al vacío y Gatúbela -esta vez- tuvo que desprenderse de sus prótesis felinas ahí mismo, porque su fuerza física no le permitió hacer algo parecido al movimiento de Batman.
De todas formas, el desvencijamiento que le produjo el lirismo de Batman, no fué para tanto. Si bien en su vida diaria se la vió un poco más madura, igualmente siguió siendo una hermosa mujer a los ojos de sus amigas y amigos. Un poco más reposada, tal vez. Ahora con una nueva obsesión: reencontrar a Batman en la noche y envejecer muchísimo: ¡Qué hermosa voz tenía el murciélago!
Y estos reencuentros se produjeron nomás, pero no hubo canto melódico, tal vez algo parecido a la danza y eso sí, mucha violencia. Batman le propinó exageradas palizas a Gatúbela, con un grueso caño de goma la surtió de manguerazos que hicieron que la mujer conociera mundos desconocidos que se encontraban en éste.
“Pegame -le decía Gatúbela a Batman-, pegame porque soy una mala mujer, pero pegame despacito...”
Este castigo metódico produjo una nueva Gatúbela, aún más mala que la inicial, porque ahora, al ver como el tiempo hacía mella en su cuerpo, recurrió a las drogas heroicas para alucinar una realidad que se le iba de las manos y aumentó su dieta a cuatro crímenes mensuales, uno por semana, soñando recuperar su belleza ingiriendo más hígado humano crudo. Cosa que no resultó así porque había perdido la fe. Paralelamente y como parte de su romántica decadencia, fue perdiendo el buen instinto que tenía para los negocios y luego de unas cuantas malas inversiones en Wall Strett, perdió sus cementerios y cuentas bancarias, llegando así el día en que para poder vivir, tuvo que recurrir a la prostitución. Actividad en la que no le fue mal, pues en menos de un año se rehizo económicamente...
Fundó en Italia una asociación feminista “Las figlias de la notte” y produjo y protagonizó en Broadway, una versión de “Salomé” de Oscar Wilde.
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Y... ¡PUM! |
"Ese era San Pedro, no San Agustín. Se lo veía tantito que valía verga. Eso sí: tenía cinco camisas limpias y era muy buen amigo de Astarot, el Rey del compás. Emisario de Dios, pero aprovechador. San Pedro corrió al Diablo en presencia de unos turistas suecos y el Diablo era más lindo que un coco. San Pedro jugó a las cartas con el Diablo y jugando le ganó el Infierno. Cuando Pedro entró al Infierno a tomar posesión, todos los diablitos salían volando a medida que él entraba, golpeando. Sacudió a Satanás con un palo y... ¡PUM!, San Pedro sacó la verga y se vió solo en medio del Infierno. Entonces vino Dios y lo castigó. Lo hizo de piedra. Pero antes de ser petrificado pudo obtener una concesión de Dios. Todo su cuerpo sería de dura piedra, menos uno de sus ojos, para poder ver con ese ojo, como se jodían los demás en el valle de lágrimas".
Relato de pescador mejicano en Guerrero, 1974.
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leer al otro mismo |
El armado, el esqueleto, el carozo que resbala, que se escapa. Siempre es corregible y de lo poco queda menos.
Escribo lo que no hay que escribir: una aglomeración de etcéteras que engrosan un mamotreto, sometido a manualización de la cosa con tijera y goma de pegar. Mucho decantar que demuestra que el tiempo usado fue erróneo
Sin embargo, se descubre la metamorfosis.
Practico la lectura.
miércoles, 18 de marzo de 2009
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un reencuentro |
De nuevo estábamos todos muertos: mi madre, mi primo Cacho y yo.
Pero el Cacho había reaparecido súbitamente,
él había muerto antes que nadie porque fumaba mucho
le gustaba ir de pesca
practicar la plomería
viajar en ferrocarril
y amaba a sus padres a su hermana y diminutos sobrinos, más que a nadie en el mundo.
Era un hombre grande de largas pestañas negras
y bigote.
Le dije a mi madre en la planta alta:
"Vieja ¡Vino el Cacho!"
"¡No!" "¿Dónde está?"
"Abajo... en el frente".
"Vamos"
"Vamos"
Mi madre bajó las escaleras y yo me quedé en la puerta de arriba, escuchando...
Escuché exclamaciones de alegría y risas.
Yo me quedé en la puerta de arriba.
domingo, 15 de marzo de 2009
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¿? |
Si el equilibrio es desequilibrio y lo difícil fácil
quiere decir que las cosas no son como son
De todas formas el clima predispone a pelear
a recibir una buena paliza
y descansar
pues mañana será otro día
y nada se sabe.
jueves, 12 de marzo de 2009
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método para ganar en el juego |
- Tú pierdes porque quieres. No tienes más que aguardar a que caiga la bolita si es a la Ruleta o a que tiren el pase si es al Treinta y Cuarenta, y entonces, mientras el empleado -monsieur l´ employé- está pagando, en la confusión del momento, tiras con disimulo tu postura sobre el paño ganancioso. Es seguro...
- ¿Y si me ve el "croupier" y me dice algo?
- Entonces te retiras, porque es que estás de malas ese día, y esperas al siguiente para seguir jugando...
Carlos Micó y España: "Etiología del azar". Bs. As. 1937
"Saber servirse del azar es el supremo arte de la vida": Unamuno.
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uso del ácido sulfúrico |
Según el libro de doña Laura Estapé, este ácido obtenido mediante el ladrillo y la palangana, es efectivo para quitar de las ropas, manchas vegetales.
miércoles, 11 de marzo de 2009
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sulfúrico |
Durante el viaje parque Rivadavia-casa, aprendí a fabricar ácido sulfúrico ("Libro de los secretos").
Una palangana con agua, un ladrillo en el medio, sobre el ladrillo una barra de azufre encendida. Todo cubierto por una campana de vidrio (quesera) con los bordes sumergidos en el agua. Una vez quel humo se combina con el hidrógeno del agua, volver a encender el azufre y así sucesivamente hasta lograr una acidificación rentable.
martes, 10 de marzo de 2009
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sala de espera ("Esperita") |
La sala de espera casi siempre estaba llena, o por lo menos un cupo del 50% de esperadores estaba presente.
Nadie sabía el porqué de la asistencia y todos lo intuían.
La esperanza latía porque las razones esperativas eran todas diferentes, rajantemente diferentes...
Ahora
Hoy
La esperanza es tan inmensa que no hay nadie.
domingo, 8 de marzo de 2009
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spider |
La teoría apocalíptica es antigua e individual. Los apocalipsis son privados. A mi me llevó 20 siglos vencer el nivel medio de dificultad del "SPIDER". Ahora, en el siglo XXI vamos ver qué pasa...
sábado, 7 de marzo de 2009
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es efímero. |
Recuerdo a uno de mis compañeros de trabajo en Di Tella Automotores, en la planta de Lanús. El hombre era técnico mecánico como yo, pero tenía una categoría más alta que la mía, me superaba en edad y se la pasaba haciendo horas extras, consiguiendo estadías de hasta 24 horas en la extensa fábrica de autos. En alguna ocasión se explicó ante los demás: "¿Sabés qué pasa? Me gusta vivir bien, no privarme de nada. Ahora, por ejemplo, quiero juntar la guita necesaría para instalar aire acondicionado en toda la casa".
A espaldas de él, los compañeros de labores que lo conocían mejor, decían: "Es un cornudo, mientras se la pasa encerrado acá, la mujer ¿sabés los polvos que se hecha?" "Sí, yo pasé por allí. Me encanta la mina. Está muy fuerte". "¿Cómo? ¿Pasás por allí? ¿Y...?". "Y le decís que sos compañero de laburo del marido y ahí mismo te agarra de la bragueta".
El hombre de las horas extras fumaba mucho y era histérico. Lo supongo reventado por exceso de trabajo.
¿Cuál sería el sentido de tanto afán y frenético desempeño tras ideales materiales? ¿la satisfacción sexual de su esposa?
Es efímero...
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el chispazo energúmeno |
El "Después de mi que reviente todo" no viene del fresco siglo XX, es más antiguo. Es antiguo y revolucionario en su momento, proviene de aquel concepto sin catalejos ante el "no saber", donde la Tierra era el centro del Universo, o más recatado aún, cuando el sol giraba alrededor mío para darme su luz durante el día.
Es como si yo quisiera rever los pormenores de mi infancia investigando los reformas edílicas que sucedieron en el municipio pertinente.
La reiteración y su obsesión brotan continuamente, la inconciencia humana formaliza la esfera y sus variantes. Entonces hoy, alguien me encarga la construcción de un pesebre (natividad cristiana), me pide todos los personajes clásicos "Hágalos en su estilo" y me recalca la figura del que nace y la de los taumaturgos que se acercan guiados "por una estrella". Le importa que esa estrella esté presente: "No se cómo, pero que la estrella esté".
Teatralmente, entre el comprador y yo hay casi un parangón entre Calvino y Servet (en vez de ejecución habría un pago de dinero, las famosas 30 monedas de la constancia existencial)
Prima lo matemático, la estrella sería el que nace, por lo tanto el pesebre tendría aspecto geométrico, pero, como me ignoro a mi mismo, supongo que la estrella va a enceguecer a quien mire mi construcción. O tal vez nunca llegue a demostrar que la colocación de un grano de arena en un sitio iluminado, transforma la percepción del mundo.
miércoles, 4 de marzo de 2009
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puntoyseguido |
Todo fue una pesadilla. Soñé que tenía 65 años luego de una serie de cuestiones extrañas...
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Lovelock |
El científico británico James Lovelock (http:www.ecolo.org/lovelock/) con certeras razones vaticina durante el trancurso del siglo XXI (antes de mediados de siglo) una gran hambruna donde los humanos buscando las materias primas esenciales, eliminarán aproximadamente a un 70% de la población humana. Purga científicamente apoyada por el exterminio acompasado que provoca el "apocalipsis" climático.
Lovelock afirma que el proceso es irreversible, que es tarde para tomar medidas ecológicas para detener el "desastre".
¿Desastre?
La civilización humana funciona como un tumor canceroso respecto al planeta Tierra considerado en su totalidad como ser viviente. La necesidad alimentaria humana es una metástasis global (además hay otras "necesidades humanas", directamente enajenadas y destructivas).
Dicen que habrá sobrevivientes, que mil millones de humanos se mantendrán en pie (supongo que los paridos a último momento).
Las posibilidades dese entonces, los cómos y qués, es un tema desarrollado por los escritores de ciencia ficción de los años cincuenta del siglo pasado.
La incógnita es el qué y el cómo de hoy...
Desde antes, Emerson podría ser un consejero pertinente...
La mayoría de los humanos piensa que no va a llegar a vivir las voraces rapiñas de un "posible" fabuloso holocausto, "Voy a morir antes, que me importa". Ese gran porcentaje de humanos esfuma su concepto y valía de la especie. La diferencia, superiodidad y derecho ecológico de otras especies, como ser las hormigas y las cucarachas, es solemne.