Como Juan Andralis, soy la ciudad (las viejas paredes que resisten a la invasión edilicia). Con Juan me unificaba la eternidad por delante y la sapiencia que prescindía de la explicación oral o escrita. Nuestra ciudad era el reino del Olvido, aunque cada uno la recreara a su manera y percepción, y mantuviera secretas intimidades a modo de barriletes. Juan fue uno de los tantos que me dejaron a mi albedrío en este orden de cosas.
De todas formas, la Fe que compartíamos, no la compartíamos. Si el planteo era saberse "legión" gracias al inconciente colectivo, descreíamos eso. De esa forma uno moría un día, y el otro, otro día cuando el mundo se había transformado rajantemente entre muertes. Nunca importó nuestra miseria personal. Lo transmisible era el brillo de los ojos y la risa: la eternidad atisbada.
miércoles, 19 de marzo de 2008
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juan andralis |
miércoles, 12 de marzo de 2008
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guau guau |
Llevo cuatro años (cinco ahora en junio) cursando la senectud biológica. Las oportunidades de morir durante la aventura, pasaron de largo. En aquellos momentos creí que zafar de ellas era un éxito en vez de un fracaso. Mi sabiduría senil está nutrida en los errores acumulados durante estadías y travesías y mi sabiduría es ignorancia iluminada.
O sea, en este momento, no lógico, en el que abuso del olvido (siempre abusé de todo lo que pude abusar), huelo al otoño antes que el otoño sea otoño. Desde un punto de vista filosófico automótriz, doy marcha atrás cuando jamás aprendí a manejar. Sin embargo la maniobra me sale bien pues me va la vida en ello. El tren fantasma que me amenazara tanto en Lima, como en Acapulco, como en Buenos Aires, está ahora a la vuelta del recodo que asoma por la barrera de la calle Caracas, y lo dejo pasar, y sigo escuchando voces de maestros. Ayer por la noche (rémora radiofónica) a Ada Falcón vieja. La señora aparte de contar sus almuerzos y charlas con Gardel y Discépolo, cuando el periodista le preguntó si le habían mentido, traicionado, cagado mucho, contestó: "¡Muchísimo! Pero qué importa. Todo eso es tan poca cosa..."
Histéricamente no escuché todo el reportaje y fuí a zambullirme en una bañadera que tengo llena de botones.
domingo, 9 de marzo de 2008
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Tomar por cable |
Superproducción Holywoodense en tecnicolor, protagonizada por Lee Marvin y Rock Hudson, "The anal intruder", que cuenta sucesos de la guerra de secesión norteamericana. Anthony Quinn hace de indio aborigen americano y lo traicionan y muere.