LA MANO QUE APRIETA

lunes, 16 de agosto de 2010

De Gregorio cumplió 50 años


El amigo de la novia de Fernando, en un aparte del festejo.
Foto: Hildegard Luhnnan.

Con el motivo de sus bodas de oro con la vida, el doctor De Gregorio convocó a amigos y mecenas a celebrar el evento en un boliche de San Telmo.
Concurrieron varias personas alucinantes, menos su madre (estaba enojada con su hijo) ni su novia nueva. En lugar de la novia, asistieron dos amigos de la novia, uno vestido de hombre y el otro de mujer, ambos reían tanto o más que De Gregorio y hacían promesas de todo tipo. El resto eran los patrocinadores del cumpleañero: actores y sponsors. Uno, un pediatra, hizo un discurso sobre la culpabilidad del apóstol San Pablo en la actual escalada del sistema impositivo. Otro, un siquiatra, disertó sobre las momificaciones cerebrales. Otro se había disfrazado de huevo duro. También estaban "el danés" (el mecenas más formal de Fernando) y su esposa, ambos componiendo personajes motzartianos. El resto éramos Orenstein y yo. Orenstein con su cámara dispuesto a filmar, y yo con mutismo.
El evento fue breve, las copas siempre estuvieron vacías y cuando sirvieron tres platos con sanguchitos de miga, De Gregorio se los comió todos ansiosamente mientras los invitados se asombraban y terminaban aplaudiendo. Luego vino "la isla desierta", un postre gelatinoso o "torta de cumpleaños", que sirvió para cantar el "feliz cumpleaños" en español, inglés y danés. En el colmo de la dicha, De Gregorio la engulló a manotazos.
También había habido empanadas, pero como Fernando llegó primero, las comió todas antes que llegaran los convidados.
A las ocho de la noche el festejo se interrumpió secamente y los personajes volaron como polillas al viento.
Con Orenstein caminamos y analizamos:
"Fue como un cumpleaños infantil, con horario limitado. Lo increíble es como toda esa gente lo sigue a Fernando y lo apoya" Dijo Orensteín.
"Lo quieren porque Fernando es querible. Están tan locos o más que él. Vos y yo, también. Yo debo ser el peor. Es el poder de convocatoria de la locura. Esta fiestita de hoy, me hizo acordar al "Rey Peste" de Poe, donde el rey amarillento sería Fernando y el resto de apestados, nosotros a su alrededor.

3 comentarios:

Todo el mundo cumple 50 años. Es lo primero que se le ocurre hacer a cualquier pelandrún. Pero esto fue hace un año. Hace poco el gran médico cumplió 51. Y acarrea una obra fílmica despampanante. ¡La vida continúa!

Compadre,ya no hay dudas que valgan!!!el Gregorio tiene el don de la bilocación,pos tambien estuvo con nosotros aqui en Oxaca con un grupo de mariachis,vino vestido de charro y dizque era Jorge Negrete y Pedro Infante al mismo tiempo!!!....y no le cuento a la hora de comer...empezo con los nachos,le dio como orate a los tacos,gritaba "mas carnitas o los sacudo a todos" y sin piedad pedia pulque nomás,y luego que queria sus cubaslibresy tequila,pero antes queria sus chicharos,sus huevitos de hormiga bien frititos,bien borrachoso,le quito el guitarrón al musiquero y empezo a golpiar a todos...no hay caso es asi nomás,eso si...se fue sin pagar
la cuenta....dizque porque era el dueño del santo...sera asi nomás

De Gregorio está próximo a cumplir 56 por estos dias, y continua exactamente así. Impoluto, inexplicable, francamente inimputable. Ahora enamorado de Mirtha Legrand y fumador de faso electronico (del común también). Uno lo ve caminar por senderos de baldozas flojas los dias de lluvia, y le pide por favor cuidado, que no se vaya a caer. Él sonríe, mira por el rabillo del ojo y se hace el cheronca, afirma que tiene siete vidas. Y no se cae. Tiene razón.

Devorador serial de facturas con dulce de leche del día anterior ("viejas pero ricas", les dice) y de chocolatada caliente, De Gregorio afirma que el soberano bolonqui que hay arriba de la mesa no es tal, que él encuentra y que todo le sirve. Pasa los días leyendo, lee tanto que sin darse cuenta lo fuerza a uno a retomar el hábito, que uno creía abandonado. El chaleco de fuerza medicamentoso le dificulta recordar, pero él es más inteligente, y escribe sobre todo aquello que no se quiere olvidar. Asi es como tiene siempre presentes a sus amigos, y habla de ellos, los quiere, los valora, y principalmente, los admira.